Cualquier hombre que se precie de heterosexual, coincidirá conmigo en que una de las mejores películas de todos los tiempos es "
El guerrero número 13". El libro de Michael Crichton en el que se basa no sé qué tal estará porque, como ya he dicho, soy heterosexual, y un heterosexual de verdad no se lee un libro habiendo película. Estaría bueno.
El cartel bueno de la película, sin el llorón de Banderas.
Del mismo modo, cualquier hombre que se precie de heterosexual encontrará en "
Rune", de Atlas Games, uno de los mejores juegos de rol que andan por ahí circulando. La historia de Rune es tirando a raruna. Resulta que una compañía de videojuegos hace un juego de vikingos llamado
Rune, que no conoce ni Perry, y Atlas Games le encarga a Robin D. Laws convertirlo en un juego de rol (Robin D. Laws mola, John Wick caca) y lo que le sale es... un juego bastante novedoso, la verdad, pero no novedoso en plan
"En lugar de puntos de acción los personajes de mi juego tienen algo llamado arthas que es un concepto sánscrito para definir la chispa de divinidad dentro de cada uno de nosotros. ¿Y cómo funciona? Como los puntos de acción. ¡Ooooooooh, puto maestro!", no, en Rune hay conceptos nuevos nuevos de lo que se dice nuevos, o al menos inexplorados, para un juego de rol.
Estos son básicamente dos:
1- En Rune hay un ganador. Al final de cada sesión uno de los jugadores ha ganado a los demás y puede humillarles de la forma que encuentre oportuna.
2- Las labores del director de juego se reparten entre todos. Durante una sesión, va llegando el turno a cada participante de diseñar y dirigir un encuentro de 3 escenas. Para esto hay unas reglas estrictas de creación de encuentros usando una cantidad de puntos determinada.
Hay que decir que la portada no puede ser más mala,
pero también que las portadas bonitas son para niñas.
Por lo demás, tiene todo lo que un juego de vikingos tiene que tener: encarnas a un vikingo, el resto de culturas sólo valen para saquearlas, tu objetivo es entrar al Valhalla llevándote a todos los que puedas por delante y para qué solucionar las cosas hablando si te puedes liar a hostias. Aunque todos los personajes empiecen siendo prácticamente iguales, a medida que obtienen experiencia pueden adquirir dones de los dioses que les convierten en auténticos héroes legendarios pero que, por otra parte les convierten en marionetas obligándoles a perseguir los objetivos de sus patrones. Algunos de ellos son tan épicos que sólo funcionan cuando te está muriendo, permitiéndote llevarte contigo a todos los que puedas y obteniendo una bonificación a la hora de hacerte tu próximo personaje.
También se puede jugar de forma más clásica, con un solo director de juego, gracias a las campañas publicadas, de títulos tan sugerentes como
"Last hero in Scandinavia", "Enter the Viking" y mi favorita
"Crouching wizard, smashing hammer".
Gritad todos conmigo: "¡Odiiiiiiiiiiiiiiin!"
Para ampliar información, tenéis la página del juego en Atlas Games
¡ENLACE! y un quick start
¡ENLACE! con el que poder conocer un poco el sistema de juego, similar al del sesudo
"Ars Mágica" (qué ironía). Y a sacudir.