"El horror, el horror..." pensé al terminar de leer "El rastro de Cthulhu" cual Coronel Kurtz frotándose la calva sudada antes de estirar la pata, aunque en mi caso al horror también tengo que añadir "La decepción, la decepción...". Y es que tenía muchas ganas de que me gustara "El Rastro de Cthulhu" por el tema, por el tono, por la época en la que lo habían enmarcado y porque contaba con la participación de Robin D. Laws. Lamentablemente, no fue así.
Sobre la ambientación de "El rastro de Cthulhu" no puedo contar nada que se deduzca sólo con leer el título: mitos de Cthulhu, cosas ciclópeas, reptantes y abotargadas que ningún hombre debía conocer a cascoporro, esta vez enmarcado en los años 30 con sus gangsters, sus mafiosos, sus mujeres de vida alegre y la posibilidad de darle un tono pulp a tus aventuras. El libro, precioso, con un diseño que es una auténtica gozada si bien me costó horrores (los horrores, los horrores...) leerlo y sólo lo conseguí a la tercera intentona por esa mala y fea costumbre que tanto me encuentro últimamente de abrir un libro de rol con la creación de personajes antes de dar unos conceptos básicos sobre el sistema. ¿Y yo que sé si quiero tener Documentación 3 o 5 si no sé qué leches significan esos números?
Bases sobre las que se asienta "La llamada de Cthulhu" de Chaosium.
Llegamos así al sistema, que es lo que más me ha chirriado. El sistema Gumshoe de marras es... bueno, llamarlo sistema es de una generosidad pasmosa, a su lado las reglas del "Arkham Horror" son el Rolemaster. En resumidas cuentas el Gumshoe es un sitema de gestión de recursos en el que de vez en cuando te dejan tirar un dado de seis caras, para disimular. Digo yo que no hacía falta disfrazarlo y que un sistema de gestión de recursos puede funcionar perfectamente como alternativa al azar, como ya explotaron y demostraron en el "Marvel Universe RPG". Sin embargo, si como es el caso el punto de partida es que los personajes siempre van a tener éxito y lo único que varía es el grado o lo rápido que lo consiguen... pues mucho recurso no hay que gestionar. Es como si tu padre te dijera: "Toma, 200 mil millones de euros para el fin de semana. Adminístratelos bien".
Bases sobre las que se asienta "El rastro de Cthulhu" de Pelgrane Press.
El sistema Gumshoe atenta pues contra las mismas bases de cualquier juego Lovecraftiano (y para mi gusto contra cualquier juego de rol, pero eso es otro cantar). Se carga de un plumazo el tema y el tono. Cuando juegas a "La llamada de Cthulhu" sabes que tu personaje acabará muerto, loco o las dos cosas. Y lo aceptas, esa es la gracia. La predestinación, el fatum y la tragedia son ingredientes centrales en estas partidas. Y no me sirve la excusa de que el objetivo de todo este tinglado es contar una historia porque para eso reúno a los jugadores y les pongo una peli. Menos trabajo y el mismo resultado.´
P.D. Ya sé que el juego se llevó los premios Ennie a mejor reglamento y mejor escritura y mención honorable a producto del año. Para saber mi opinión sobre los Ennies... bueno mejor espero a que alguien comente "¡Ignorante, animal, tiene dos Ennies!" y la vuelvo a poner.